3 Estrategias Mentales para Gestionar Problemas

Y aliviar el malestar que te producen los marrones

Son 3 estrategias mentales para gestionar problemas que te serán muy útiles: pero cuidado con confundirlas y aplicar cada una en el contesto que no le corresponde, será como mojar un Gremlin y darle de comer después de la media noche.

¿Viste alguna vez la película de los Gremlins? Si es que no, te la aconsejo ahora que estamos en Navidad. Sobretodo si no sabes que regalar a tus seres queridos…  

Una vez que la veas, entenderás porque te advierto de tener  cuidado con no mezclar las estrategias de las que te voy a hablar a continuación.

Tu buen intento puede que transforme todo en un marronazo.

En este blog te cuento como puedes aprovechar 3 estrategias mentales para gestionar problemas, y qué es lo que tienes que evitar para que tu intento no agrave la situación.

Sígueme con atención y cuidado, porque vienen curvas y el suelo es resbaladizo.

Y lee este post hasta el final porque te espera un regalito que, desde luego no va a ser un Gizmo.

¿Te ha paso alguna vez que un problema te produce tanto malestar hasta bloquearte?

¿Quedarte sin ideas?

¿Experimentar lo que se suele llamar “agotamiento mental”?

¿O decirte a ti mism@ que eso te quema y qué no puedes con ello?

Nos pasa a menudo. Sobre todo cuando no encontramos la solución a algo y esto nos genera tanta amargura que el malestar derivado se convierte en una loza, que nos aplasta aún más y no nos hace pensar con claridad.

Bueno, esto le pasaba a un alumno de mi curso de Técnicas de Resolución de Problemas de la Universidad de Murcia.

Y lo resolvimos juntos.

¿Quieres saber cómo lo logramos?

¿Te gustaría conocer la clave para orientar tu mente hacia la solución?

¿Para encontrar la ruta mental hacia el desbloqueo?

Si, una ruta mental que, cómo si fuera un GPS, si la aplicas, vas a llegar a una de las 3 estrategias posibles.  

¿Quieres saber cuáles son estas estrategias?

Bien, te lo voy a desvelar.

Pero, antes quiero contarte cómo llegamos a descubrir estas 3 rutas.

Lo que vas a escuchar a continuación es el fruto de analizar el patrón de funcionamiento de un alumno de la primera Edición del curso de Técnicas de Resolución de Problemas.

¿A que es interesante? Mis propios alumnos son los mejores maestros, y estudiamos y modelamos su forma de actuar, cuando funcionan bien y obtienen resultados extraordinarios.  

Aquí podrás tocar con manos qué es lo que hacemos con nuestros alumnos y cómo los entrenamos en afrontar y resolver problemas.   

Antes que todo has de ser consciente del origen del malestar. Primero tienes que ver eso.

Y tenemos dos opciones: el malestar puede ser provocado por dos vías:

  1. Un acontecimiento externo (un accidente, un imprevisto, alguien que te hizo algo, una noticia…).
  2. Un acontecimiento que tú mismo has provocado y generas:
    1. Bien porque cometiste un error con repercusiones materiales.
    1. Bien porque aún sin haber hecho nada materialmente, tu mente ha producido un escenario de malestar con sus especulaciones, cavilaciones, elucubraciones (un recuerdo que trae rencor o culpabilidad, o una preocupación acerca de algo negativo que pueda ocurrir en el futuro).

En el caso de mi alumno, el malestar provenía de sus preocupaciones y no de acontecimientos externos.

A partir de aclarar y si tu malestar es producto del punto 1 o del punto 2, tendrás que tomar varias rutas. Concretamente 3 rutas.

Las tres rutas son:

  1. Revisar
  2. Actuar
  3. Aceptar

Cada una de estas rutas es como un magnifico regalo que te va a permitir resolver muchos problemas. Un regalo precioso como el famoso animalito Gizmo e la película Gremlins.

Te acordarás que en la película, el vendedor del animalito dio 3 importantes recomendaciones para un buen cuidado: no exponerlo a la luz directa, no mojarlo, y no darle de comer después de la media noche.

Igual que con Gizmo, tienes que tener cuidado con estas rutas, no cometas el error que comete todo el mundo cuando se da cuenta de estas tres rutas. Ahí será cuando tu amable y dócil Gizmo, se puede convertir en un terrible Gremlin.

¿Quieres saber el cual es el error más común que todo el mundo comete si no sigue leyendo abajo?

Es recorrer una ruta para llegar al sitio al que conduce otra ruta.

De hecho, si aplicas la estrategia de Revisión a los problemas que requieren Acción o Aceptación, encontrarás esterilidad e inconsistencia.

Si aplicas la estrategia de la Acción a los problemas que requieren Revisión o Aceptación, te estrellarás a lo grande.

Y si aplicas la estrategia de la Aceptación a los problemas que requieren Acción o Revisión, experimentarás resignación, insatisfacción y frustración.

¿Quieres que te cuente cómo escoger bien la ruta?

Seguimos…

Recuerda: Revisar, Actuar, Aceptar… 

¿A cuál de las tres rutas vas a aplicar esta estrategia?

OPCIÓN 1: el problema lo has producido tú y tiene efectos materiales que son reversibles (no recuerdas donde pusiste las llaves de casa, tienes pendiente pagar algo a alguien, has ensuciado el sofá de tu casa comiendo pipas, tropezaste y te partiste el hueso de un brazo).

Entonces podrás actuar sobre ellos para restituir la situación a una condición mínimamente satisfactoria. Entonces la estrategia a aplicar aquí será la ACCIÓN. No olvides que si tú lo hiciste, tú puedes remediarlo, bien por ti mismo o bien con la ayuda de otros. Pero la situación es reversible.

OPCIÓN 2: Si el problema lo has producido tú y tiene efectos materiales irreversibles (rompiste un vaso, rajaste tu camiseta favorita, perdiste la cartera quien sabe dónde), entonces no te quedará otra cosa que aceptar que el hecho haya ocurrido.

La estrategia en este caso será la ACEPTACIÓN. Por mucho que te lamentes, no podrás volver atrás en el tiempo salvo seas Marthy McFly de la película Regreso al Futuro.

Pero, ¿Qué significa Aceptar un problema?

Significa tomar consciencia de que tendrás que convivir con ello. Esto no significa resignarse.

Uno se resigna si acepta algo que puede cambiar. Pero cuando algo no se puede cambiar, el hecho de no existir y no ser posible una condición alternativa, nos lleva a un camino obligado.

Aceptar significa escoger la manera más digna y responsable de convivir con una situación que no se puede cambiar y es irreversible. Es por tanto una estrategia inteligente y valiosa.

Ahora bien, si aplicas la aceptación a un problema que por un lado te causa malestar, y por el otro puedes resolverlo o tiene solución: si decides no actuar en ello, entonces es normal que experimentarás la resignación y la frustración.  

Si el problema lo has producido tú y no tiene efectos materiales, simplemente es psicológico y emocional. Esto significa que te causa incomodidad pensar en ciertas cosas, y esto te lleva al sufrimiento.

¿Quieres saber cómo aliviar este sufrimiento?

Muy fácil: si la incomodidad te la causa malestar, tendrás que encontrar un escenario mental más cómodo. Tendrás que sustituir la comodidad a la incomodidad.

Se trata aquí de construir un nuevo relato de los hechos. Es decir, encontrar una lectura de aquello que interpretas negativamente, con las que te resulte dar otro significado a los acontecimientos.

Esta estrategia la llamamos REVISIÓN. Es decir, revisar la película que nos hemos hecho en una clave que nos resulta más cómoda: una nueva manera de ver aquello que nos está provocando malestar. Se trata de un cambio mental que hay que hacer y que consiste en cambiar la perspectiva para sentirse mejor.

Pero, ¿Qué hacer si el malestar lo provoca un acontecimiento externo?

Tendremos que preguntarnos: ¿podemos cambiar el escenario sucedido para transitar hacia un escenario más favorable?   Si es que sí, entonces pasaremos a la ACCIÓN otra vez.

Si es que no, entonces no nos quedará otro remedio que practicar nuevamente la ACEPTACIÓN.

Imagina: un accidente con amputación, la pérdida de un ser querido, una enfermedad degenerativa,  o una enfermedad irreversible o crónica, son acontecimientos que nosotros no hemos decidido. No hemos provocado necesariamente. No suele haber relación causa efecto entre nosotros y estos escenarios.

Son situaciones con las que hemos de aprender a convivir. Tendremos que cambiar nuestros esquemas mentales para que esto suceda de la manera más digna y que nos provoque menor sufrimiento posible.  Se trata de procesar y digerir lo ocurrido.

Estas tres estrategias con las claves del bienestar psicológico para hacer frente a todos aquellos acontecimientos incómodos que nos provocan malestar, bien porque los hemos producido nosotros, o bien porque son frutos de causas ajenas a nuestra voluntad.

¿Qué te parece?

¿Habías fijado alguna vez en esto?

¿Te habías dado cuenta de que existen estrategias diferentes que puedes usar de manera distintas para aliviar el malestar que estás experimentando?

¿Hay alguna de ellas que nunca has aplicado, o que aplicaste en contextos que no le pertenecían y empeoraste la cosa como si hubieras mojado un Gremlin?

Espero que me lo cuentes.

Y si esto te ha gustado, no se te olvide ir a mi canal de youtube a ver el vídeo correspondiente que saldrá en las 48 horas sucesivas a esta publicación. Suscríbete para recibir notificación.

https://www.youtube.com/c/psicologiatrabajoybienestar/

También recuerda que si quieres aprender más, tienes a disposición mi curso de técnicas de resolución de problemas en este enlace.

https://casiopea.um.es/cursospe//tecnicasresolucioni.f

Y por supuesto, te invito a compartir este post en redes sociales y ayudarme a crecer.

Por esta razón te voy a dar un último regalo.

¿Te gustaría descargarte la infografía de estas 3 rutas mentales para gestionar problemas?

Ve al siguiente enlace, escribe tu e-mail, y la infografía se bajará automáticamente en tu carpeta de descargas.  

https://estrategiasproblemsolving1.gr8.com/

Son 3 estrategias mentales para gestionar problemas que te serán muy útiles: pero cuidado con confundirlas y aplicar cada una en el contesto que no le corresponde, será como mojar un Gremlin y darle de comer después de la media noche.

¿Viste alguna vez la película de los Gremlins? Si es que no, te la aconsejo ahora que estamos en Navidad. Sobretodo si no sabes que regalar a tus seres queridos…  

Una vez que la veas, entenderás porque te advierto de tener  cuidado con no mezclar las estrategias de las que te voy a hablar a continuación.

Tu buen intento puede que transforme todo en un marronazo.

En este blog te cuento como puedes aprovechar 3 estrategias mentales para gestionar problemas, y qué es lo que tienes que evitar para que tu intento no agrave la situación.

Sígueme con atención y cuidado, porque vienen curvas y el suelo es resbaladizo.

Y lee este post hasta el final porque te espera un regalito que, desde luego no va a ser un Gizmo.

¿Te ha paso alguna vez que un problema te produce tanto malestar hasta bloquearte?

¿Quedarte sin ideas?

¿Experimentar lo que se suele llamar “agotamiento mental”?

¿O decirte a ti mism@ que eso te quema y qué no puedes con ello?

Nos pasa a menudo. Sobre todo cuando no encontramos la solución a algo y esto nos genera tanta amargura que el malestar derivado se convierte en una loza, que nos aplasta aún más y no nos hace pensar con claridad.

Bueno, esto le pasaba a un alumno de mi curso de Técnicas de Resolución de Problemas de la Universidad de Murcia.

Y lo resolvimos juntos.

¿Quieres saber cómo lo logramos?

¿Te gustaría conocer la clave para orientar tu mente hacia la solución?

¿Para encontrar la ruta mental hacia el desbloqueo?

Si, una ruta mental que, cómo si fuera un GPS, si la aplicas, vas a llegar a una de las 3 estrategias posibles.  

¿Quieres saber cuáles son estas estrategias?

Bien, te lo voy a desvelar.

Pero, antes quiero contarte cómo llegamos a descubrir estas 3 rutas.

Lo que vas a escuchar a continuación es el fruto de analizar el patrón de funcionamiento de un alumno de la primera Edición del curso de Técnicas de Resolución de Problemas.

¿A que es interesante? Mis propios alumnos son los mejores maestros, y estudiamos y modelamos su forma de actuar, cuando funcionan bien y obtienen resultados extraordinarios.  

Aquí podrás tocar con manos qué es lo que hacemos con nuestros alumnos y cómo los entrenamos en afrontar y resolver problemas.   

Antes que todo has de ser consciente del origen del malestar. Primero tienes que ver eso.

Y tenemos dos opciones: el malestar puede ser provocado por dos vías:

  1. Un acontecimiento externo (un accidente, un imprevisto, alguien que te hizo algo, una noticia…).
  2. Un acontecimiento que tú mismo has provocado y generas:
    1. Bien porque cometiste un error con repercusiones materiales.
    1. Bien porque aún sin haber hecho nada materialmente, tu mente ha producido un escenario de malestar con sus especulaciones, cavilaciones, elucubraciones (un recuerdo que trae rencor o culpabilidad, o una preocupación acerca de algo negativo que pueda ocurrir en el futuro).

En el caso de mi alumno, el malestar provenía de sus preocupaciones y no de acontecimientos externos.

A partir de aclarar y si tu malestar es producto del punto 1 o del punto 2, tendrás que tomar varias rutas. Concretamente 3 rutas.

Las tres rutas son:

  1. Revisar
  2. Actuar
  3. Aceptar

Cada una de estas rutas es como un magnifico regalo que te va a permitir resolver muchos problemas. Un regalo precioso como el famoso animalito Gizmo e la película Gremlins.

Te acordarás que en la película, el vendedor del animalito dio 3 importantes recomendaciones para un buen cuidado: no exponerlo a la luz directa, no mojarlo, y no darle de comer después de la media noche.

Igual que con Gizmo, tienes que tener cuidado con estas rutas, no cometas el error que comete todo el mundo cuando se da cuenta de estas tres rutas. Ahí será cuando tu amable y dócil Gizmo, se puede convertir en un terrible Gremlin.

¿Quieres saber el cual es el error más común que todo el mundo comete si no sigue leyendo abajo?

Es recorrer una ruta para llegar al sitio al que conduce otra ruta.

De hecho, si aplicas la estrategia de Revisión a los problemas que requieren Acción o Aceptación, encontrarás esterilidad e inconsistencia.

Si aplicas la estrategia de la Acción a los problemas que requieren Revisión o Aceptación, te estrellarás a lo grande.

Y si aplicas la estrategia de la Aceptación a los problemas que requieren Acción o Revisión, experimentarás resignación, insatisfacción y frustración.

¿Quieres que te cuente cómo escoger bien la ruta?

Seguimos…

Recuerda: Revisar, Actuar, Aceptar… 

¿A cuál de las tres rutas vas a aplicar esta estrategia?

OPCIÓN 1: el problema lo has producido tú y tiene efectos materiales que son reversibles (no recuerdas donde pusiste las llaves de casa, tienes pendiente pagar algo a alguien, has ensuciado el sofá de tu casa comiendo pipas, tropezaste y te partiste el hueso de un brazo).

Entonces podrás actuar sobre ellos para restituir la situación a una condición mínimamente satisfactoria. Entonces la estrategia a aplicar aquí será la ACCIÓN. No olvides que si tú lo hiciste, tú puedes remediarlo, bien por ti mismo o bien con la ayuda de otros. Pero la situación es reversible.

OPCIÓN 2: Si el problema lo has producido tú y tiene efectos materiales irreversibles (rompiste un vaso, rajaste tu camiseta favorita, perdiste la cartera quien sabe dónde), entonces no te quedará otra cosa que aceptar que el hecho haya ocurrido.

La estrategia en este caso será la ACEPTACIÓN. Por mucho que te lamentes, no podrás volver atrás en el tiempo salvo seas Marthy McFly de la película Regreso al Futuro.

Pero, ¿Qué significa Aceptar un problema?

Significa tomar consciencia de que tendrás que convivir con ello. Esto no significa resignarse.

Uno se resigna si acepta algo que puede cambiar. Pero cuando algo no se puede cambiar, el hecho de no existir y no ser posible una condición alternativa, nos lleva a un camino obligado.

Aceptar significa escoger la manera más digna y responsable de convivir con una situación que no se puede cambiar y es irreversible. Es por tanto una estrategia inteligente y valiosa.

Ahora bien, si aplicas la aceptación a un problema que por un lado te causa malestar, y por el otro puedes resolverlo o tiene solución: si decides no actuar en ello, entonces es normal que experimentarás la resignación y la frustración.  

Si el problema lo has producido tú y no tiene efectos materiales, simplemente es psicológico y emocional. Esto significa que te causa incomodidad pensar en ciertas cosas, y esto te lleva al sufrimiento.

¿Quieres saber cómo aliviar este sufrimiento?

Muy fácil: si la incomodidad te la causa malestar, tendrás que encontrar un escenario mental más cómodo. Tendrás que sustituir la comodidad a la incomodidad.

Se trata aquí de construir un nuevo relato de los hechos. Es decir, encontrar una lectura de aquello que interpretas negativamente, con las que te resulte dar otro significado a los acontecimientos.

Esta estrategia la llamamos REVISIÓN. Es decir, revisar la película que nos hemos hecho en una clave que nos resulta más cómoda: una nueva manera de ver aquello que nos está provocando malestar. Se trata de un cambio mental que hay que hacer y que consiste en cambiar la perspectiva para sentirse mejor.

Pero, ¿Qué hacer si el malestar lo provoca un acontecimiento externo?

Tendremos que preguntarnos: ¿podemos cambiar el escenario sucedido para transitar hacia un escenario más favorable?   Si es que sí, entonces pasaremos a la ACCIÓN otra vez.

Si es que no, entonces no nos quedará otro remedio que practicar nuevamente la ACEPTACIÓN.

Imagina: un accidente con amputación, la pérdida de un ser querido, una enfermedad degenerativa,  o una enfermedad irreversible o crónica, son acontecimientos que nosotros no hemos decidido. No hemos provocado necesariamente. No suele haber relación causa efecto entre nosotros y estos escenarios.

Son situaciones con las que hemos de aprender a convivir. Tendremos que cambiar nuestros esquemas mentales para que esto suceda de la manera más digna y que nos provoque menor sufrimiento posible.  Se trata de procesar y digerir lo ocurrido.

Estas tres estrategias con las claves del bienestar psicológico para hacer frente a todos aquellos acontecimientos incómodos que nos provocan malestar, bien porque los hemos producido nosotros, o bien porque son frutos de causas ajenas a nuestra voluntad.

¿Qué te parece?

¿Habías fijado alguna vez en esto?

¿Te habías dado cuenta de que existen estrategias diferentes que puedes usar de manera distintas para aliviar el malestar que estás experimentando?

¿Hay alguna de ellas que nunca has aplicado, o que aplicaste en contextos que no le pertenecían y empeoraste la cosa como si hubieras mojado un Gremlin?

Espero que me lo cuentes.

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¡Hasta pronto!

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