Vence el Secuestro Emocional
¿Te habrá pasado alguna vez de tener la sensación de no avanzar en tu vida? De gestionar imprevistos constantemente pero no avanzar.
El clásico “apaga fuegos“.
¿De que pasan los meses o incluso los años, y observar que has estado tirando el tiempo con cosas a corto plazo, pero sin conseguir construir algo realmente valioso para tu vida?
O en menor escala…
¿Te pasó alguna vez tener previsto realizar una actividad, pero la entrada de un mail o de una llamada te distrajo hasta tal punto que al final del día te acordaste repentinamente que no llegaste siquiera a iniciarla?
¿O de entrar en Google para buscar una información, y una noticia en la página principal acaba captando tu atención hasta hacer que te metas dentro a leerla y preguntarte 10 minutos después el motivo por el que entraste en el buscador?
Qué curioso que esa noticia tenía que ver precisamente ese coche que te gusta y sobre el cual buscaste vídeos comparativos en youtube: ¿verdad?
Nada es casual.
Y hoy en día el poder invasivo de la tecnología nos ofrece miles de inputs cada día, en cada momento, en cada lugar, capaces de captar nuestra atención, secuestrarla, y desviarnos irremediablemente de nuestras intenciones originales.
¿Por qué sucede esto?
¿Por qué nos cuesta tanto hacerle frente?
¿Cómo podemos revertir esta tendencia?
¿Qué podemos hacer para ello?
Te lo voy a detallar a continuación.
Quédate conmigo en los próximos minutos porque quiero ayudarte a mejorar tu calidad de atención.
Me propongo en este blog darte unos pequeños trucos psicológicos que te van a servir.
Y al final….
Te espero con una sorpresa crujiente.
Y es gratis.
¿Los imprevistos te comen?
Una vez más, tanto tú como yo, podemos dar las gracias a mis alumnos de la de la segunda edición del curso On Line de Organización Personal y Gestión del Tiempo que imparto para la Universidad de Murcia, con mi Método Óptima, de Entrenamiento de Soft Skills.
Es gracias a sus casos y consultas que hoy podemos estar aquí tu y yo hablando de este tema.
Son ellos los que me dan las ideas que finalmente concreto en mi canal.
Acabamos de terminar el programa con un índice de satisfacción increíble. Y ya estamos lanzando la tercera edición.
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Pero vamos allá…
¿Cuál es la componente básica de esta dificultad de gestionar imprevistos?
Tal vez me dirás que es la tecnología. Pero no es así. La tecnología solo es el medio por el cual esto sucede.
La tecnología hoy en día ofrece dos características detonantes de la distracción y el despiste:
- La accesibilidad. No cabe duda de que desde que todos tenemos un SMARTPHONE, no solo tenemos acceso a mucha información, sino que tod@ aquel que consigue nuestro número de teléfono, e-mail, o del que nosotros bajemos su app, va a tener una puerta de acceso privilegiada hacia nosotros y hacia nuestra atención. Solo tendrá que cuidar los aspectos más o menos atractivos del input (mensaje) y hacer palanca en la segunda característica.
- La frecuencia de repetición. Cuanto más el mensaje se reitera, por más o menos atractivo que resulte, más fácil será que consiga captar nuestra atención. Cómo en el amor… el que no va a lograrlo por atractivo, lo va a lograr por constante.
Es cierto. La tecnología es un gran puente hacia la distracción. Nos dificulta mucho gestionar imprevistos.
Pero no es eliminando la tecnología o reconfigurando las alertas del móvil cómo lograrás gestionar imprevistos mejor.
Porque el problema no es la tecnología. El problema somos nosotros. O mejor dicho, nuestra gran permeabilidad a esa distracción. Es porque no tenemos herramientas y un entrenamiento atencional para protegernos de ella.
¿Has oído hablar alguna vez del SECUESTRO EMOCIONAL?
El secuestro emocional es el principal proceso psicológico que se esconde detrás de nuestra dificultad de gestionar imprevistos.
Todo aquello que secuestra nuestra atención, lo hace porque logra generar un destello emocional que hace palanca en el impulso que redirige nuestro comportamiento hacia fines que no teníamos previstos.
Verás, las emociones son los “hidratos de carbono” de los que se nutre nuestra “alimentación psicológica”: con ellos alimentamos nuestra psique y nuestros comportamientos. Son “azúcares fácil acceso y consumo inmediato” para nuestro comportamiento.
Dicho de otra manera, las emociones son al comportamiento humano cómo la chispa es al fuego: si hay algo que quemar, quemará.
Las emociones podemos definirlas también cómo algoritmos biológicos:
Son mecanismos mentales cuya función básica es generar el destello energético suficiente para orientar la acción. Por ejemplo: el enfado orienta un tipo de acción. El miedo otro tipo. La alegría, que es otra emoción, orienta otro tipo de conducta.
Las emociones surgen por efecto de cómo nosotros procesamos lo que vivimos. Y la información que recibimos.
El mecanismo es el siguiente: un input informativo (estímulo), bien por lo atractivo del mensaje, o bien por la repetición con la que aparece, provoca un tipo de emoción. Y la emoción dirigirá la acción de la persona hacia el fin asociado al estímulo.
Cuánto más el input es capaz de alinearse con nuestras creencias, valores e intereses, más capaz será de adherir a nuestro cerebro para condicionarle en enviar las señales que orientan a una acción u otra.
Piensa entonces lo importantes que son las Cookies y el rastreo de nuestro comportamiento en las redes e internet para ayudar a los algoritmos de marketing digital a crear mensajes atractivos que capten nuestra atención y nos bombardeen cada día.
Cuantos más inputs informativos recibimos cada día, mayor será la probabilidad de vivir constantemente secuestrados por las emociones que nos provocan. Y más difícil nos resultará gestionar imprevistos.
Y el problema es que en el mundo actual esto sucede a diario.
Y, debido a ello, no tenemos la posibilidad de desarrollar defensas suficientemente sólidas para hacerle frente.
Más aun, si cabe, si al otro lado hay una auténtica ingeniería emocional que invierte horas y horas en diseñar estímulos que tratan de estimular una zona del cerebro llamada Amígdala.
La Amígdala es una parte situada en el cerebro que gobierna el comportamiento primitivo e impulsivo. Es decir, un recurso adaptativo que tiene la responsabilidad de permitir a la persona ejecutar comportamientos rápidos con el fin de hacer frente a una situación de emergencia.
Es tipo de comportamientos atienden a mecanismos que eluden el filtro de la conciencia y el control de la razón, por lo que se ejecutan con sin apenas probabilidades de ser gobernados por la razón, que es quien decide si lo que vamos a hacer es correcto o no: adecuado a no a la situación.
Daniel Goleman, en el libro FOCUS, detalla muy bien cómo funciona el “SECUESTRO de la Amígdala”.
Pero ahora vamos al grano…
Convendrás conmigo que en la medida en la que logremos cortocircuitear este mecanismo que provoca el secuestro emocional, conseguiremos gestionar imprevistos con mayor eficacia.
¿Cómo podemos hacer frente a todo esto?
¿Qué recursos psicológicos podemos aplicar para contrarrestar este secuestro?
¿Qué tipo disciplina mental podemos aplicar para entrenar nuestras capacidades de prevenir el secuestro emocional?
¿Te gustaría conocer tres estrategias de fácil aplicación?
- Cuenta hasta 10 antes de actuar. Parece mentira que pueda tener efecto ese dicho popular de morderse la lengua o de contar hasta 10 antes de contestar a alguien. Pero recientemente la ciencia ha confirmado lo que las creencias populares ya decían: el poder de que las señales que nacen en la amígdala logren tener efecto y se conviertan en acciones, se reduce radicalmente pasados los 10 segundos. Si quieres contrarrestar el impulso de la amígdala, aprende por criterio a no actuar nunca antes de 10 segundos, desde el momento en que toma forma en tu mente la idea de actuar o decir algo. Es más probable que lo que harás después será más sensato y menos impulsivo. Para ello también puedes contar una respiración profunda (inhalar + exhalar). Y hablando de respirar, pasamos al segundo punto.
- Practica Mindfulness para aprender a aplazar la satisfacción inmediata. Vive el presente pero no te dejes atrapar por el momento. Lo del Mindfulness últimamente está muy de moda. Pero es muy fácil de tergiversar. Vivir el presente (Mindfulness) significa ser consciente de lo que ocurre en cada momento. Es muy distinto del principio hedonista de buscar el “placer momentáneo”. Buscar el placer momentáneo tiene que ver con dejarse atrapar por la recompensa inmediata de cualquier estímulo que nos proporcione un placer o que atrape nuestro interés. Vivir el presente es ser conscientes de lo que nuestro cuerpo y nuestra mente desean en todo momento. Pero, a la vez, ser capaces de valorar si eso nos conviene, y desapegarnos de la necesidad de tenerlo o experimentarlo. De no hacerlo, caeremos en ese grave malestar que sienten muchas personas y que tú también puedes haber experimentado: ¿Quieres saber cuál es? Se trata de la sensación de falta de propósito: es decir esa sensación de vacío por haber tirado mucho tiempo acumulando placeres inmediatos, sin pero haber construido o logrado algo y realmente útil y valioso para nuestra vida. Por ejemplo, aprender a tocar el piano requiere tiempo. Pero engancharse todas las tardes a dos horas de Netflix es más fácil y supone un placer inmediato. Todo para que, acabado un año, te pares a pensar lo bien que estarías tocando el piano si le hubieras dedicado esas 600 horas acumuladas viendo series en Netflix… ¿Por cierto, cómo se toca el piano tras las primeras 600 horas de aprendizaje? Seguro que no muy mal… Así que si quieres prevenir esta sensación, pasa al siguiente punto.
- Realiza todos los días acciones orientadas a proyectos y resultados a largo plazo. El cortoplacismo es una de las tendencias que más favorecen ceder a los imprevistos. El cerebro prefiere la inmediatez. Es una condición natural. Todo lo que supone largo plazo requiere un esfuerzo mental considerable. Es importante mantener entrenado el cerebro en pensar a largo plazo. Por eso trata de plantearte un objetivo a largo plazo y trabaja para él a diario. Trata de dedicar a todos los días entre un 5% y un 10% de tu tiempo a cultivar algo cuyos objetivos los verás a corto plazo (un año, dos años o tres): planea desde enero el viaje del verano, escribe un libro, estudia carrera universitaria… (ufff eso es demasiado largo plazo como para salir de ella con 3 años de conocimientos obsoletos). O tal vez sea hora de que aprendas de verdad a tocar el piano.
¿Qué te parece todo esto?
¿Prácticas alguno de estos puntos?
¿Cuál de ellos crees que te puede ayudar más?
Te invito a probar y contarme los resultados de gestionar imprevistos así.
Ya verás… tú prueba y me dirás…
¿Hay alguno que sientes que te puede costar más llevar a la práctica?
¿Qué te lo impide?
¿Y cómo crees que cambiarían las cosas para ti si lograras integrarlo?
¿A qué problemas o contextos te gustaría aplicarlos?
Cuéntamelo en los comentarios y veré como ayudarte. Incluso puedo grabar un vídeo cómo segunda entrega sobre esta temática.
Y sobre todo. Dalo a conocer a más personas.
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Tú y yo podemos ayudar a otras personas. Tal cómo te ha sucedido a ti encontrar esto gracias a alguien, conviértete también tú en promotor de la mejora de otros: comparte, comparte, comparte.
No te olvides que este contenido se basa en mi curso de Organización Personal y Gestión del Tiempo que imparto para la Universidad de Murcia.
https://casiopea.um.es/cursospe//organizacionpersonali.f
Y al respecto quiero homenajear tu paciencia por haber leído hasta este punto, dándote acceso a una clase EXTRA GRATIS, de uno de mis cursos On Line de la Universidad de Murcia. En este caso es un curso sobre PRODUCTIVIDAD EN TELETRABAJO y ORGANIZACIÓN PERSONAL
Accediendo a este enlace y poniendo tus datos, podrás bajarte el ejercicio.
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Si quieres ver el vídeo de este post, accede a mi canal de youtube y suscríbete. Hay más sobre cómo gestionar imprevistos…
https://www.youtube.com/c/Psicolog%C3%ADaTrabajoyBienestar
Hasta pronto.
